¿Te va lento el Internet de casa cuando antes no era así? ¿Las películas en streaming se quedan pilladas cada pocos segundos? ¿No has cambiado de tarifa de Internet pero las descargas tardan más? Si la respuesta a una de estas preguntas (o a todas) es «si», es más que probable que alguno de tus vecinos te esté robando el Wi-Fi.
¿La parte buena? Que hay muchas cosas que puedes hacer tú mismo para cambiar la situación. Y, encima, la mayoría de ellas son completamente gratuitas. Así que coge lápiz y papel, que empezamos.
¿Me están robando el Wi-Fi?
Lo primero que hay que hacer es determinar si hay más personas de las que deberían conectadas a tu red. Esto puede hacerse de varias formas. La más «profesional» incluye entrar a la configuración de tu router, pero como no todo el mundo se ve capaz, os traemos soluciones más simples.
Una de ellas son las aplicaciones móviles. Hay muchísimas, tanto gratuitas como de pago con otras tantas funciones disponibles. Desde ver cuántos dispositivos hay en nuestra red como comprobar cuál es el mejor canal para conectarnos y conseguir la mejor velocidad. Si no quieres complicarte, nosotros te recomendamos Wifi Analyzer en Android y Network Analyzer en iOS.
Y ahora, ¿qué hago?
Una vez hemos determinado que hay alguien más que nosotros conectado a nuestra red podemos hacer varias cosas. La más obvia (y la primera que deberíamos hacer) es cambiar la contraseña de nuestra red. Esto podemos hacerlo fácilmente llamando a la compañía que nos suministra Internet.
Ahora que nuestra contraseña es más segura (y más fácil de recordar) podemos comprobar si hay algún que otro error que pueda causar que nuestra conexión pierda velocidad. Estos errores suelen ser interferencias, configuraciones incorrectas o, simplemente, que tengamos demasiados dispositivos propios conectados.
Asegurando nuestra señal
Es muy recomendable también que, además de cambiar la clave, nos aseguremos de no entrar a ninguna web sospechosa desde nuestra Wi-Fi. No solo porque puede entrar algún virus en nuestros dispositivos, si no también porque dando los permisos equivocados podríamos permitir a terceros entrar en nuestra red.
Eso se podría traducir en la posibilidad de interceptar todos los datos que mandemos a través de nuestro Wi-Fi, incluyendo los bancarios. La mejor forma de evitar esto es instalando un antivirus y evitando cualquier dominio que no comience por «https». Aunque lo más importante es saber en qué sitios entramos y evitando clickar en banners sospechosos.
Una vez realizado todo esto, tu conexión debería ir rápida como el rayo. De no ser así, siempre cabe la posibilidad de que exista un error con el proveedor de Internet. Algo que, para ser solucionado, requerirá de llamadas (a veces eternas) y, seguramente una visita del técnico. La parte buena es que podrás confiar de nuevo en tus vecinos.
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