Por fin estás de vacaciones, tras todo el año esperando (y dos meses sudando en la oficina) por fin eres libre. Ahora, por supuesto, toca irse a disfrutar del sol, la arena y el bronceado. A menos, claro, que seas como la mayoría de personas y lo que consigas el primer día es achicharrarte en la playa y nada más. Sin embargo, como para todo en la vida, hay soluciones de todos los colores. Nosotros hoy te traemos nada menos que 7 claves para no parecer un cangrejo.
1.- Poquito a poco
Si, según llegues a la playa vas a querer pasarte allí todo el día. Sin embargo, con eso vas a conseguir achicharrate en la playa. Aunque te pueda el ansia, no vayas muchas horas seguidas hasta que empieces a coger color, porque de lo contrario vas a terminar del mismo color que el cangrejo de «La Sirenita».
Un par de horas hoy, otras dos mañana y en poco tiempo ya podrás pasarte las horas que quieras al Sol. Porque, cuanto más color vayas cogiendo, más difícil es que te pases a la hora de tomar el Sol y termines como un filete olvidado en la sartén.
2.- Hidrata tu piel
La piel seca es mucho más frágil que la piel bien cuidada e hidratada. Por eso mismo, si te aplicas bien la crema hidratante conseguirás no solo tener una piel resplandeciente, si no también coger colorcito en lugar de quemarte directamente.
Esto es porque al estar seca, la piel no responde de la misma forma a la radiación solar y, en lugar de activar la melanina y que esta proteja la piel, esa radiación penetra en la capa más profunda de la epidermis y provoca daños. Daños que conocemos normalmente como quemaduras.
3.- Exfoliar tu piel marcará la diferencia
Puede sonar como una tontería para gastarte más dinero en productos inútiles, pero la realidad es muy diferente. Ya que, al no tener tantas imperfecciones en la piel, no solo conseguirás un bronceado más regular, si no que también evitarás las quemaduras que suelen venir de la mano con ellos.
¿La razón? Que esas imperfecciones no protegen tanto de los rayos UVA como las partes más «limpias» de tu piel. Algo que se traduce en zonas en las que, a poco que te dé el Sol, tendrás que tratarte con un producto para zonas quemadas.
4.- Por supuesto, no te olvides de la crema
Esto debería sobrar a estas alturas de la película, pero nunca está de más recordarlo. Y no, mayot factor de protección no siempre es mejor. Lo suyo es ir probando cuáles son los mejores para tu piel y quedarte con esos. Ya que, si te pones más del que tu piel «acepta» lo que conseguirás es quedarte con el mismo color que al principio de tus vacaciones.
Si encima la crema es hidratante, mucho mejor. Ya que, como hemos visto antes, una correcta hidratación también es clave para mantener una piel brillante, morena y sin quemaduras.
5.- Ojo con el agua
Si se va a la playa, se va uno a bañar, claro. Pero hay que tener cuidado con el agua, porque si nuestra crema no es resistente, es posible que se vaya con las olas y deje nuestra piel desprotegida. Arruinando el día siguiente y convirtiéndonos, prácticamente, en muñecos que no pueden doblar las articulaciones, porque duele. Si, hemos estado ahí.
Aunque la cosa no termina ahí. Porque si nos pasamos el día metidos en el agua también es posible que la luz reflejada en ella termine de achicharrarte en la playa. Eso si, solo de cintura para arriba, algo es algo.
6.- Con descansos, todo es mejor
Vale, te vas a pasar 8 horas al Sol siempre que puedas, lo entendemos. Pero si lo haces en tandas de 2 o 3 horas, mucho mejor. Tu piel podrá descansar de tanto castigo y no sufrirá tanto como si te pasases todo la jornada al Sol. El truco es similar al de beberse varios vasos de agua a lo largo del día en lugar de 2 litros del tirón.
De esta forma no solo conseguirás no quemarte, si no que te broncearás mucho más rápido que simplemente tostándote al Sol.
7.- No te obsesiones con coger color
Si, volver a casa como el tizón mola mucho. Pero forzar la máquina es un error en el 100% de los casos. Y obsesionarse con coger todo el color posible es la receta perfecta para el desastre. Hay personas que se broncean más, hay personas que se broncean menos. Pero con el tiempo suficiente todos nos quemamos.
Esa, y no otra, es la razón por la que hay que querer coger color, pero no pasarse con el Sol y la playa. Porque, al final, parecer un turista inglés o alemán tampoco merece la pena.
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