Día a día lo oímos, cambio climático, emisiones tóxicas y fracking. Y es que, el paso de los años, nos hemos percatado de que el estado de nuestro planeta va de mal en peor. La comunidad científica ha puesto sobre la mesa que, si queremos remedio, solo tenemos 20 años para ponernos en marcha. Por ello, una comisión de científicos ha llegado a la conclusión de que cambiar de dieta salvará el mundo.
Este cambio evitaría 11 millones de muertes cada año
Y es que si hacemos caso a estos científicos, esta nueva dieta podría evitar hasta 11 millones de muertes al año. Pero no solo eso, si no que también ayudaría a muchísimos millones de animales. ¿La razón? Que también es respetuosa con el medioambiente, lo que salvaría el hábitat de muchas especies.
La clave en esta dieta es, ni más ni menos que la carne. O, más bien, la reducción de su consumo.. Por que mientras que actualmente este grupo de alimentos es mayoritario en la dieta de la mayoría, esta sugerencia es un tanto diferente. ¿Cuál es la propuesta? Reducir el consumo de productos cárnicos a únicamente 3 o 4 ocasiones al mes. El pescado y las aves también verían su consumo reducido.
Una dieta sin carne ni pescado
Vale, no vamos a reducir por completo el consumo de estos grupos alimenticios. Sin embargo, sí que vamos a priorizar (y mucho) el consumo de verduras, frutas y legumbres. Dejando los alimentos de origen animal en un segundo plano.
Entre otros, también veríamos limitado nuestro consumo de azúcar, que se quedaría en 31 gramos diarios como máximo. Lo mismo sucedería con los diferentes aceites (entre ellos el de oliva) que verían limitada su ingesta a 50 gramos cada día.
Muchas verduras, frutas y legumbres
La alimentación diaria, sin embargo, no cambiaría para mucha gente que ya sea vegetariana o vegana. Un ejemplo podría ser:
- Legumbres: 75 gramos.
- Nueces: 50 gramos.
- Huevos: Uno y medio a la semana (unos 13 gramos por día).
- Pescado: 28 gramos.
- Productos lácteos: 250 gramos.
- Carne: 14 gramos de carne roja y 29 gramos de carne de pollo.
- Verduras: 300 gramos.
- Hidratos de carbono: 232 gramos de pan o arroz (siempre integrales) y 50 gramos de verduras ricas en carbohidratos, como las patatas.
- Frutas: 200 gramos.
O todos, o ninguno
Sin embargo, para que esta iniciativa funcione no bastaría con que algunos países la apliquen, debería ser un esfuerzo global. Algo que supondría modificar los hábitos alimenticios de miles de millones de personas. Lo que supone un desafío nunca visto hasta ahora.
¿El motivo? Que los hábitos alimenticios son uno de los aspectos más difíciles de cambiar. No solo por los gustos personales y las circunstancias de cada uno, que también. Si no porque, en muchas ocasiones, un cambio tan radical de dieta puede desembocar en molestias estomacales.
No será un camino fácil
Lo primero que nuestro cuerpo piensa cuando cambiamos la alimentación por una menos calórica es que estamos en problemas. Sí, aunque sea una decisión propia. Esta es, precisamente, la razón por la que es tan difícil empezar una dieta para perder peso. Incluso si nos dicen que un cambio de dieta salvará el mundo.
Aunque los problemas no terminan ahí. Porque toda la industria ganadera centrada en la producción de carne supone una parte muy importante de la economía de muchos países. Una parte tan importante que su recolocación en el mercado laboral sería una tarea que podría llevar años.
¿A cambio? Personas más saludables
A cambio, las cifras de fallecidos por cáncer o enfermedades cardíacas se vería enormemente reducdias. Porque, aunque no lo parezca, el consumo «masivo» de carne roja tiene mucho que ver en ambas . Hecho que aumentaría la esperanza de vida en casi todos los rincones del planeta.
Por supuesto, los gases de efecto invernadero también verían reducidos sus niveles ya que, aunque parezca mentira, la industria ganadera es una parte significativa de los productores de estos gases. Algo con lo que conseguiremos frenar el cambio climático. Y, con los años, tal vez pararlo.
Imágenes: Pixabay y Unsplash