Llevamos años oyendo eso de que tomar una copa de vino al día es muy beneficioso para nuestra salud. Un montón de publicaciones y artículos que alaban todo lo bueno que nos traen unas traguitos de esta bebida cada día. Sin embargo, como con muchos otros mitos nutricionales, hay muy poca información legítima al respecto, y la que hay está muy oculta por cientos de mitos.
Por eso mismo queremos arrojar un poco de luz sobre la situación, basándonos en estudios y datos contrastados, para conseguir la respuesta definitiva.
Los beneficios
Todos los mitos tienen algo de verdad, y eso de que tomar una copa de vino al día te va a venir bien no iba a ser menos. La realidad es que sí, el vino tinto tiene muchos efectos positivos sobre nosotros. Antioxidantes, polifenoles y, por qué no decirlo, entra muy bien. Todo eso es cierto, y la realidad es que añadir ese tipo de nutrientes a nuestro organismo nunca está de más.
Sin embargo, todo tiene un lado negativo, porque esos efectos positivos vienen acompañados de, como puedes imaginar, alcohol. Y si, es cierto que no es mucha cantidad si lo comparamos con otras bebidas, pero una pequeña cantidad repetida en el tiempo puede terminar haciendo daño. Algo que puede pasarnos si hacemos algo más que tomar una copa de vino al día.
La realidad del mito
Por otra parte, el vino también contiene alcohol, algo que es muy perjudicial para los seres humanos. No solo porque te deshidrata, si no por el daño que puede causar a largo plazo en alguno órganos como los riñones, el hígado o el estómago, causando incluso úlceras.
Además, como es más que fácil tomarse más de una copa, esto puede llevar, sin que nos demos cuenta, a un consumo excesivo y repetitivo de alcohol, algo que podría causar aún más problemas e incrementar tu riesgo de cáncer.
Entonces, ¿en qué quedamos?
Es cierto que el vino tiene mucho beneficios, pero todos esos beneficios vienen del mismo sitio: las uvas. Y es que todos esos elementos que hemos mencionado no los aporta otra cosa que la fruta con la que se hace esta bebida. Ya que la fermentación no hace más que cambiar el sabor y aportar alcohol a la mezcla.
De forma que, todas esas cosas buenas podemos conseguirlas de la propia fruta. Ahorrándonos así no solo el alcohol, si no que también algunas calorías, por si estamos haciendo dieta. Además, al comer uvas nos llenaremos más que bebiendo vino, por lo que también comeremos menos.
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